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Víctor Hugo Núñez

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En la obra del escultor Víctor Hugo Núñez se amalgaman los juegos y los rituales, el ser erótico y el buscador de los grandes secretos escondidos. Cada obra es amasada en la búsqueda de los sentidos esenciales del ser humano, el amante y el niño juguetón, soñador y el inconforme, el que grita la verdad y el que busca su centro, su explicación.

Sus piezas rinden homenaje a seres y eventos tan diversos como a los muertos y desaparecidos, a la belleza de la naturaleza creadora, a la mujer, al artesano mexicano, a los pueblos indios, a las relaciones personales, al amor o al deseo. Siempre un homenaje a la imaginación, siempre en la búsqueda de la belleza estética y de la mejor resolución técnica.

 

Seres que pueden ser hombres o animales o animaleshombres, que parecen rescatados de todas las mitologías de la humanidad y de la profundidad profana de las artes populares, de la raíz de un pueblo que busca su razón creadora en la fantasía y la recrea divertida.  

 

Los materiales son todos lo que se puedan transformar, un alambre de acero, barro, piedra, metal, bronce, resina poliéster, tela de mosquitero, en fin, hasta una pasta de la caña de azúcar se transformará en un santo, una sirena o un Cristo.

Su formación artística comienza en 1960, con estudios de dibujo y croquis con Gracia Barrios, en la Escuela de Bellas Artes de Santiago de Chile, en el turno vespertino. Muy poco después, entre 1961 y 1963, estudia diseño y cerámica en la Escuela de Artes Aplicadas. Paralelamente en 1962 estudia canto en el Coservatorio Nacional de Música.

 

En 1964 ingresa en la Escuela de Bellas Artes, en la especialidad de escultura impartida por Ricardo Mesa, donde estudia hasta 1970. En ese entonces Víctor Hugo es presidente del Centro de alumnos y José Balmes, director. Simultáneamente es ayudante de cátedra y posteriormente maestro titular de la cátedra de escultura, cuando la escuela está situada en el Parque Forestal.

En 1971 es invitado a formar la Casa de la Cultura del mineral de El Teniente, y ese mismo año nombrado director de la misma.

En 1973 es seleccionado para representar a Chile en el Encuentro de Arte Latinoamericano en Cuba, con esculturas dedicadas a los niños. En ese momento lo sorprende el Golpe de Estado.

En 1974 llega a México como asilado político.

Su trabajo escultórico ha permanecido por mucho tiempo en la sala permanente y los jardines del Museo de Arte Moderno de la ciudad de México.

En 1979 obtiene el Primer Premio de adquisición en la Primera Trienal de Escultura del Salón Nacional de Artes Plásticas de México. En 1982, en la Segunda Trienal, consigue Mención Honorífica.

En 1985 se le otorga Mención Especial en el Salón de Espacios Alternativos del Instituto Nacional de Bellas Artes de México.

Desde el 2014 a la fecha, pertenece al Sistema Nacional de Creadores.

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